jueves, 20 de noviembre de 2008

MÉXICO Y SU BICENTENARIO I : SLIM OPINA

Asimetrías Mexicanas, Idea del Bicentenario y ¡Viva México, Cabrones!

Para Lety La Fla, con afecto


UNO

A toro pasado, a sabiendas de que el presidente Calderón declaró recientemente que concederá a la inversión en infraestructura un papel esencial en su plan anticrisis, el presidente vitalicio del Grupo Carso recomendó utilizar los fondos de las afores con ese mismo fin ("Slim propone usar dinero de afores en infraestructura", El Economista.com, 20 de noviembre).
Me puse a pensar si al morisco lo había cooptado Cristina de Kirchner o si su consejo se podía ejecutar sin daño visible contra los ahorradores. Como no soy economista decidí renunciar a los pocos muinutos porque me dolió la cabeza. Entonces me dije, llevado acaso por el resentimiento social o por mi inteligencia alabada por mi :

-Slim no es una persona autorizada para sugerir casi nada en asuntos de economía real o constructiva. Al fin árabe, cuando Slim dice que las crisis significan también oportunidades es porque está pensando en comprar muy barato a los que no aguanten el crack. Slim no es Bill Gates, para que nos entendamos. Nuestro máximo triunfador nacional nada sabe de competencias innovativas, él no inventó nada -y Bill en cambio creó algo que todas las personas del mundo queremos comprarle con mucho gusto. Slim pelea el sitial de hombre más rico del mundo con dinero ganado en el pobre México, cobrándoles a los mexicanos lo que quiere (¿alguien le ha ganado alguna discusión a Tel"mex" por sus abusos?), gracias al monopolio más grande de Latinoamérica que muchos gobiernos construyeron del erario público y él adquirió en abonos a un precio tal que pudo pagar en dos años o algo así. Algunos dicen en México que fue un favor del arbitrario ex presidente Salinas, y otros inclusive que es su socio ultra secreto...

¡
Por tantas razones la opinión técnica de Slim carece de importancia y de valor noticioso! Debieran los diarios relegar sus declaraciones a las páginas muy interiores, allá por el clasificado. O a la financiera que nadie lee cuando menos.
Ya más en serio me permito establecer que los empresarios de la catadura de Slim representan nuestra principal asimetría con la nación gringa y la razón prima del retraso social de los hijos de la chingada. Por emprendedores como él estamos tan lejos de los estándares de bienestar popular de la gran nación pecosa que pronto presidirá un hombre negro: nuestro espejo. Cuando los triunfadores mexicanos sean del tipo de Bill Gates y nos les disguste por ejemplo jugar ciberfut, sonreír y charlar, y ya no del tipo duro y estéril de Slim, quizá entonces nuestras desventajas como colectivo nacional ante otros pueblos se acortarán en vez de ensancharse tal como durante los últimos cincuenta años al menos (¿quizá desde siempre, desde el nacimiento de nuestra nación en 1821?).
La tragedia de México como nación o sociedad política es que la selección de los líderes directos del pueblo en la vida cotidiana, los empleadores o empresarios, ha sido tan distorsionada precisamente por la política que en todo el país demasiados grandes triunfadores son "ahijados" o "prestanombres" de algún gobernante más o menos estúpido o delirante como Mario Marín.
Lo que vale en México es la "Palanca", lo sabe cualquier persona medianamente avispada. Por ese camino, el talento que se premia es el de saber cortejar mejor al instrumento de mover mundos. Las oportunidades de los más innovadores son tan escasas que resulta muy inexacto en nuestro ámbito (e injusto para Darwin) suponer que los que ganan en México son los más aptos. Lo que el sistema clientelar del PRI -ejercitado hasta el año 2000 de un modo ciertamente férreo- provocó fue la victoria de los rapaces sobre los creativos en una proporción que las sociedades exitosas no pueden permitirse.
Es un problema de medida social de la ambición humana. No por nada consideraba Comte este tema, el de la distribución de las personas entre los cargos y las funciones sociales, una cuestión básica de la sociología y la "medicina" o ingeniería social.
Hay pobres en todos lados, pero no en la misma proporción ni en igual estado. Y empresarios, pero no todos son iguales. Y naciones exitosas y naciones fallidas.
Los pueblos, la "gente" (por oposición a la élite responsable del Estado no democrático), son otra cosa: prácticamente el mismo ser humano y natural en todas partes.

DOS

Viven nuestras élites en un mundo de fantasía junto a uno de los pueblos más desposeídos del orbe, al que sólo perciben como una escenografía banal de su disfrute maravilloso y mundialmente cursilón.
Al aproximarse el bicentenario, pensar con ánimo crítico lo que somos como nación, esto es, como colectivo sociopolítico del que son principales responsables las élites gobernantes (¡y lo que seríamos y podríamos pronto ser, sin los 20 mil millones de dólares anuales de las remesas que salvan a los más pobres y con los al menos 15 millones de desarraigados que aquí reclamarían servicios, vivienda y alimentos!), es un deber cívico y estético de los mexicanos biennacidos y hasta de los antimexicanos sólo nacidos mexicanos.
Nuestra nación no se ve bien. A las élites mexicanas, al parecer, les pesa el paquete. De plano, no lucen muy capaces de competir (no están acostumbradas) en la innovación de soluciones exitosas a los flagelos de la pobreza, la inseguridad, la enfermedad y la mala educación. No a la velocidad de otras naciones, según se ha demostrado hasta el cansancio a pesar de las enormes ventajas concedidas a México por la naturaleza y la proximidad con Norteamérica.
¿Juzgará alguien antipatriótica la hipótesis de que el ingenioso pueblo mexicano se halla atado a una élite vacua y tradicionalista cuyo peor fracaso es una nación fallida llamada México? El destino les dará a nuestros nietos ocasión para una prueba empírica de esta hipótesis. La medida del fracaso de nuestras élites nativas como guía de la sociedad lo será el progreso de los chicanos en USA: el México en el exilio. (Algunos creen que su magnitud supera los 20 millones de personas cuyos descendientes se vuelven bilingues a la vuelta de una generación. En el corazón de la Roma de nuestra era, para escozor de nuestra izquierda y los nacionaleros.)

PD
. Ojalá no se encabrone Slim conmigo. Ni ningún otro mexicano. No es personal, de veras.
¡Viva México, cabrones!

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